Estrella indiscutible de los picnics y barbacoas, la sandía suele verse solo como un postre refrescante. Pero esta fruta jugosa es mucho más que agua con sabor: es un verdadero cóctel de beneficios para tu salud. Hidratante, rica en antioxidantes y buena para el corazón, la sandía se ha ganado con creces un lugar protagonista en nuestra mesa estival. Así que, este verano, ¡dale a la sandía el protagonismo que merece! ;)
Con un 90% de agua, la sandía es una aliada perfecta para mantener una buena hidratación. No solo calma la sed, también aporta electrolitos como potasio y magnesio, que ayudan a regular el equilibrio de líquidos en el cuerpo. Ideal para los días de calor.
Gracias a su contenido en citrulina, un aminoácido que favorece la dilatación de los vasos sanguíneos, la sandía contribuye a mejorar la circulación y puede ayudar a reducir la presión arterial. Además, es rica en licopeno, un potente antioxidante que protege el corazón del daño oxidativo.
El licopeno no solo cuida el sistema cardiovascular: también se ha estudiado su papel en la prevención de algunos tipos de cáncer, especialmente los del sistema digestivo, gracias a su capacidad para reducir el estrés oxidativo a nivel celular.
¿Sabías que la sandía puede ayudarte a recuperarte mejor después del ejercicio? Su contenido en citrulina ha demostrado ser útil para reducir las molestias musculares post-entrenamiento. Algunos estudios sugieren que beber zumo de sandía antes o después del ejercicio puede aliviar las agujetas.
Rica en vitamina C, que estimula la producción de colágeno, y en vitamina A, que favorece la regeneración de las células de la piel, la sandía es una fruta excelente para mantener una piel firme, luminosa y bien hidratada desde el interior.
Con sólo 30-40 kcal por 100 g, la sandía es una fruta ligera que puede formar parte de una dieta equilibrada. Además, su contenido en fibra favorece una buena digestión y la sensación de saciedad.
Aunque es saludable, no hay que olvidar que la sandía también contiene azúcares naturales. Lo ideal es consumir raciones moderadas: entre 100 y 150 g, de 2 a 3 veces al día. Así aprovechas sus beneficios sin excesos.