No abusar de las grasas y evitar las comidas copiosas. Las grasas saturadas de origen animal aumentan el colesterol (lo que favorece los cálculos biliares) y favorecen la infiltración grasa del hígado. Son convenientes los aceites vegetales, como el de oliva, a ser posible vírgenes de primera presión en frío. Comer abundante fibra, ya que además de disminuir el colesterol y aliviar el estreñimiento (que hace trabajar más al hígado), produce un efecto colerético (aumenta la secreción biliar). Conviene una dieta rica en carbohidratos, prefiriendo los productos integrales a los de harina blanca, y la miel y la fructosa al azúcar blanco. La dieta vegetariana moderada es la óptima si hay problemas hepáticos. Los huevos, preferentemente duros, pueden tomarse si se toleran bien . Aunque son ricos en colesterol, su yema contiene lecitina, beneficiosa por sus fosfolípidos –que mejoran el metabolismo lipídico– y la colina –que evita la acumulación de grasa en el hígado. De los lácteos el más conveniente es el yogur. Aporta aminoácidos predigeridos de alto valor biológico, al tiempo que reduce la producción de sustancias tóxicas en el intestino que un hígado alterado no consigue neutralizar adecuadamente. Las verduras contienen folatos, potasio y otros minerales beneficiosos. Conviene sobre todo el azufre, gran depurador hepático, contenido en cebollas (con aceite esencial sulfurado desintoxicante) y rábanos (que fluidifican la bilis) La fruta siempre es beneficiosa, sobre todo como desayuno o cena: manzana, ciruela, cereza, fresa, nísperos… Evitar el consumo de fritos, congelados y precocinados. Hay que preferir los productos frescos, a ser posible de cultivo biológico, y la cocina al vapor, hervida o a la plancha. Reducir el aporte de sal, así como de bebidas alcohólicas. Beber suficiente agua. Realizar algún día de ayuno o a base de fruta (en particular, la cura de uvas) también ayuda a depurar el hígado. Plantas medicinales para cuidar el hígado 1/ CARDO MARIANO Sus componentes, en particular la silimarina, tiene propiedades antioxidantes (diez veces más potentes que la vitamina E), desintoxicantes y regenerantes de la célula hepática. Pacientes con hepatitis, cirrosis o hígado graso mejoraron sus síntomas de forma significativa tras tomar el extracto de cardo mariano estandarizado durante dos meses. Al parecer no hay peligro de toxicidad aún en tratamientos más prolongados. También se usa en caso de intoxicación por setas venenosas o para prevenir daños hepáticos por la toma de ciertos medicamentos, como los antirretrovirales en el sida. 2/ ALCACHOFA Sus principios activos (ácidos orgánicos, cinarina, cinaropricina…) crean una sinergia que ayuda a regular varias funciones hepáticas, sobre todo la formación de bilis y las funciones desintoxicantes. Si bien es cierto que el extracto completo de la planta fresca es la presentación más activa, se pueden aprovechar parte de sus propiedades comiéndola con regularidad. Los componentes activos de la alcachofera se encuentran principalmente en sus hojas, pero también en las cabezuelas florales que se comen. 3/ DIENTE DE LEÓN Esta planta descongestiona el hígado y mejora sus funciones, debido a sus cualidades para producir y liberar bilis. Pueden tomarse las hojas frescas en ensalada, o una decocción: se hierven 30 g de hojas o raíces por litro de agua 20 minutos y se deja macerar 4 horas. Puede beberse una taza antes de las comidas. Como no solo se drena el hígado, sino también otros órganos como el riñón y los intestinos, se trata de una depuración orgánica bastante completa si se sigue varios días (1-2 semanas). El papel de las emociones en la salud del hígado Así como el hígado participa en la digestión de los alimentos, también parece hacerlo en la "digestión" de ciertas emociones. Un problema hepático también puede indicar que hay emociones difíciles de digerir, como si quedase un resto "agrio" o "ácido" en la esfera psíquica. La envidia, la avaricia o las penas silenciosas pueden afectarle. Pero quizá sea la cólera la emoción más perjudicial. Según la medicina tradicional china la cólera roba energía al hígado cuando se expresa hacia afuera y lo hace más proclive a ciertas patologías si se guarda dentro. Cultivar la alegría de vivir y la armonía con el entorno es una buena forma de apoyar al hígado. Esta relación psicosomática, que empieza a ser considerada por la medicina actual, era también tenida en cuenta por la antigua medicina griega de la época de Hipócrates, que distinguía dos "humores" relacionados con el hígado: la bilis "amarilla", cuyo predominio da lugar al temperamento bilioso o "colérico", análogo al temperamento pitta de la medicina ayurvédica; y la bilis "negra", que favorece el temperamento "melancólico".