El bicarbonato de sodio es una sustancia natural con muchos usos en el hogar: puedes utilizarlo para quitar manchas en las alfombras, para eliminar malos olores o para hacer un esponjoso bizcocho.... Sin embargo, también es posible usar mal esta maravilla y provocar un auténtico desastre.
El bicarbonato de sodio es un ingrediente imprescindible en muchos bizcochos, pasteles, magdalenas, etc. Pero hay que usarlo en la dosis adecuada para que la masa crezca pero sin adquirir un sabor desagradable.
Para que se produzca la magia del bicarbonato en una receta tiene que reaccionar con un ingrediente ácido, como el limón, el vinagre, el azúcar moreno o el cacao en polvo. De esta manera se libera el gas dióxido de carbono que crea burbujas en la masa.
Sin embargo, si te pasas con la proporción de bicarbonato la reacción no se producirá y el bizcocho adquirirá un sabor metálico. Desastre. En general, necesitas alrededor de 1/4 de cucharadita de bicarbonato de sodio por taza de harina, pero sigue siempre las instrucciones de la receta en caso de duda.
Como se utilizan para el mismo objetivo, algunas personas confunden el bicarbonato con la levadura química en polvo para hornear.
La verdad es que ambas son sustancias el polvo de color blanco, pero hay una diferencia muy importante: el bicarbonato de sodio es alcalino, en cambio, la levadura es una mezcla de bicarbonato (alcalino) y cremor tártaro (ácido).
Como consecuencia, si una receta te indica una cantidad determinada de levadura en polvo no puedes sustituirla por la misma dosis de bicarbonato.
Es arriesgado, pero si te empeñas en realizar la sustitución, tendrías que utilizar un tercio de la cantidad indicada y añadir zumo de limón, por ejemplo. La regla es utilizar 1 cucharadita de jugo de limón por cada media cucharadita de bicarbonato de sodio.
Lo advierte el prestigioso hospital Mount Sinai de Nueva York (Estados Unidos). El bicarbonato de sodio no es tóxico en dosis normales, pero algunos atletas y entrenadores creen que tomar bebidas con bicarbonato de sodio antes de una competición ayuda a una persona a rendir durante periodos más largos.
Esta creencia es muy peligrosa. No solo no aumenta sino que reduce el rendimiento y, además, el exceso puede tener efectos secundarios muy graves. La intoxicación por exceso de bicarbonato produce síntomas como estreñimiento o diarrea, exceso de eliminación de líquidos por la orina, espasmos musculares y convulsiones, debilidad muscular y vómitos.
El problema es que el exceso de bicarbonato puede provocar una deshidratación y desmineralización grave que puede afectar, incluso al ritmo cardiaco.
Con el paso del tiempo, el bicarbonato de sodio se muere, pierde eficacia.
No puedes saber si el bicarbonato permanece activo a simple vista, así que deberás comprobar que el bicarbonato está en buen estado antes de utilizarlo. Para ello, realiza la siguiente prueba:
Si empiezan a formarse burbujas es que el bicarbonato de sodio todavía está activo. Si la reacción no se produce o es muy discreta, este bicarbonato ya no te sirve para cocinar ni para limpiar. Pero no lo tires: ponlo en un bol y ponlo dentro de la nevera o en otro lugar donde te interese absorber los malos olores.
En casa, el bicarbonato tiene un compañero inseparable, el vinagre. Ambos son remedios naturales sin toxicidad con los que se pueden limpiar muchas superficies. Por eso a veces es difícil recordar en cuáles puedes utilizarlos indistintamente y en cuáles es más adecuado un producto que otro.
De hecho, también a la hora de limpiar, sus características son opuestas: el bicarbonato es alcalino y el vinagre es ácido. Por otra parte, el bicarbonato es sólido y el vinagre es líquido. Estas diferencias hacen que debamos decidir bien cuál es la mejor solución para cada superficie.
Como sabes, en internet se encuentra tanta información como desinformación. En muchas páginas recomiendan emplear bicarbonato de sodio para caramelizar las cebollas. No lo hagas.
Es cierto que el bicarbonato de sodio acelera el proceso de caramelización y hace que las cebollas se doren más rápido, pero luego no te querrás comer esa cebolla, porque estará amarga. Además, la cebolla se convertirá en una papilla.
Es mucho mejor caramelizar las cebollas tal como lo hace la chef Virginia García.
En los comercios, el bicarbonato se presenta en muchas ocasiones en cajas de cartón. Es un envase genial y sostenible, pero no es el más adecuado para conservar el bicarbonato durante mucho tiempo.
El problema es que la caja de cartón, una vez abierta, no va a impedir que el bicarbonato absorba malos olores, y eso es nefasto si tenemos planeado usarlo en una deliciosa receta por ejemplo. También favorece que pierda actividad y que absorba humedad ambiental, apelmazándose.
La mejor manera de guardar el bicarbonato de sodio es en un recipiente de cristal, limpio, seco y hermético. Guarda este frasco en lugar oscuro, fresco y alejado de la humedad y de cualquier producto que emita un olor fuerte.
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